Desde tiempos inmemoriales el Amagüestu
lleva celebrándose en todas las quintanas y aldeas asturianas. La
castaña era una de las principales fuentes caloríficas durante el
invierno entre la gente humilde y con el tiempo está tradición de asar
las castañas se trasladó a la iglesia, donde los curas repartían
castañas en los pórticos a la salida de misa. De este modo lo que iba
siendo una costumbre se convirtió en una fiesta comarcal, en la que
comiendo castañas y bebiendo sidra dulce se celebraba con bailes
regionales, gaitas y panderetas la llegada del invierno.
La tradición dice también que
la castaña era el símbolo del alma de los difuntos. Cada castaña que se
comía liberaba un alma del purgatorio, incluso se dejaban algunas
castañas asadas “para los ausentes”.
Fuentes: visitagijon.com

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